Por: Edgardo Moreno Pérez
Hace doscientos años, en agosto de 1803, estuvo en la ciudad de Querétaro el Barón Alexander Von Humboldt; acompañado de Bonpland y Montúfar asistidos por su ayudantía, cuando se dirigía al distrito minero de Guanajuato por el camino de Tula una vez en San Juan
del Río se encaminaron a la ciudad de Querétaro y de ahí saldrían días después por el camino a Celaya para llegar al centro minero del Real de Santa Fe.
Humboldt había llegado a la América española en 1799 y tras recorrer los territorios que ahora conocemos como los países de Cuba, Venezuela, Colombia, Perú, Ecuador y México. Partirá a Europa en 1804. El interés de su misión era científica orientada a las ciencias naturales, se interesó en el estudio de los volcanes y fue el primero en medir latitudes de las cordilleras. Recolectó diversas especies vegetales y minerales -muchos de ellos los clasifica-.
Realiza estudios científicos en las minas de la Nueva España, toma nota de los recursos naturales y de la industria textil. También registra aspectos demográficos, económicos, militares, lingüísticos, históricos y arqueológicos.
La ciudad de Querétaro estaba en el tránsito de cambios en las mentalidades y en la adecuación urbana, social y política. Se empezaban a implementar las normas emanadas de las Ordenanzas de 1796 donde la ciudad se dividía en tres cuarteles mayores y cada uno en tres menores.
En las fiestas patronales y ceremonias, participaba corporativamente la República de Indios y las autoridades virreinales, en conjunto con la sociedad criolla y mestiza compuesta de dueños de obrajes, comerciantes y hacendados.
El perfil arquitectónico estaba en transición por la moda neoclásica. Se construye una Alameda al sur de la ciudad, para tener un “paseo decente”, el templo del Real colegio y
beaterio de las Carmelitas concluía en 1802 y el templo y convento del Oratorio de San Felipe Neri se bendeciría en La escuela gratuita para niños daría cabida posteriormente a las artes conociéndose entonces como La Academia.
Las religiosas Carmelitas Descalzas (Teresas), arribaron a la ciudad en 1803 y mientras se construía su convento y templo, estuvieron en la calle de Posadas (Hoy L. Pasteur).
En 1807 fue bendecido el templo y el claustro conventual.
Sobre Querétaro dejó escrito Alejandro de Humboldt: “célebre por lo bello de su acueducto y por sus fábricas de paños. Altura 1, 900 metros. Población habitual 35,000.”
Con respecto a la producción textil anotó: “En Querétaro, ciudad considerable, situada en el camino a México a Guanajuato, se consumen anualmente en la fabricación de mantas y rebozos, 200,000 libras de algodón; las mantas o telas de algodón asciende a 20,000 piezas al año de a 32 varas cada una.”
El científico alemán con su pensamiento ilustrado y racionalista describe las condiciones de los obrajes. “Por el mes de agosto de 1803 visité las manufactureras de Querétaro. Estas se dividen en grandes y pequeñas; a las primeras les llaman obrajes y a los segundos trapiches; se contaban entonces 20 obrajes y más de 300 trapiches, que unos empleaban al año 63,900 arrobas de lana de ovejas mexicanas.”
Más adelante denuncia:
“Sorprende desagradablemente al viajero que visita aquello talleres, no sólo la extremada imperfección de sus operaciones técnicas en la preparación de los tintes, sino más aún la insalubridad del obrador y el mal trato que se da a los trabajadores. Hombres libres, indios y hombres de color están confundidos con galeotes que la justicia distribuye en las fábricas para hacerles trabajar a jornal”. Agrega: “Unos y otros están medio desnudos, cubiertos de andrajos, flacos y desfigurados. Cada taller parece más bien una obscura cárcel: las puertas, que son dobles, están constantemente cerradas, y no se permite a los trabajadores salir de la casa; los que son casados, sólo los domingos pueden ver a su familia. Todos son castigados
irremisiblemente si cometen la menor falta contra el orden establecido en la manufactura.
No es fácil concebir cómo los dueños de los obrajes puedan tener tal conducta con hombres libres y cómo el jornalero indio puede soportar el mismo trato que el galeote, así es cómo estos supuestos derechos sólo se adquieren con la astucia.” Refiere Humboldt que la estrategia para tener mano de obra permanente era crear una deuda impagable.
“Se les adelanta una pequeña cantidad de dinero, que el indio, como gusta de embriagarse, gasta en pocos días; constituido así en deudor del amo, se le encierra en el taller con pretexto de hacerle trabajar para pagar su deuda. No se le cuenta su jornal más que a razón de real y medio, o 20 sueldos torneses; en vez de pagárselo en dinero constante, se tiene buen cuidado de suministrarle la comida, el aguardiente y los vestidos, en cuyos precios gana el fabricante el 50 o el 60 por ciento. De esta manera el obrero más laborioso siempre está en deuda, y se
ejercen sobre su persona los mismos derechos que se cree adquirir sobre un esclavo comprado. En Querétaro he conocido muchas personas que se lamentan conmigo de estos enormes abusos. Esperemos que un gobierno protector del pueblo fijará la vista sobre
unas vejaciones tan contrarias a la humanidad, a las leyes del país y a los progresos de la industria mexicana.”
El barón también visita la fábrica de puros y cigarros, que daba ocupación a tres mil trabajadores -1,900 mujeres-. Escribió: “Las salas están limpias, pero muy mal airadas, y son muy pequeñas, y por consiguiente muy calientes. En esta fábrica se consumen diariamente 130 resmas de papel y 2,770 libras de tabaco en hoja. En todo el mes de julio de 1803 se fabricó por valor de 185,288 pesos a saber: 2´654, 820 cajillas de cigarros, cuyo precio de venta es de 165,926 pesos, y 289,799 cajas de puros.
Los gastos de la fábrica de este sólo mes ascendieron a 31, 789 pesos. Parece que la fábrica real de Querétaro produce de 2´200,000 pesos al año”. Reflexión: Pingues ganancias establecidas en el expolio de muchos, para la riqueza de unos pocos. Se verá reflejada en los donativos piadosos, en rogativas, misas de capellanías y sufragios – a perpetuidad- para que después de la muerte de los dueños del capital, sufrieran en poco tiempo las penurias del Purgatorio y en virtud de sus creencias religiosas, alcanzar la salvación y la “vida eterna”.
El sistema de “enganche” se ha sofisticado, pero sigue en práctica igual que el trabajo esclavo de niños, mujeres y hombres, en su gran mayoría grupos subordinados, marginales y migrantes. Alexander Von Humboldt en tres décadas, con propios recursos publicó una vasta obra sobre los estudios científicos que realizó en América Latina.
Algunos biógrafos o comentaristas sobre la obra: «Ensayos políticos sobre el reino de la Nueva España», señalan que fue un motivador para el vecino país y mantuviera en la mira al territorio mexicano, por sus grandes recursos naturales; Las estrategias estadounidenses fueron variadas, la compra, la colonización, la guerra y el reclamo de territorio -como botín-, para anexarlo a la bandera de las barras y las estrellas. Justificada en la Doctrina Monroe. “América, para los americanos”.
Desde Anbanica – Teocalhueyacan. Agosto de MMXXIII.
IMÁGENES:
1.- Retrato de Alexander Von Humboldt, de 1800.
- Real Fábrica de San Fernando Plano de Querétaro 1796
(Fragmento).
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