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Corpus Cristi en Querétaro. Instalación, teatro devoto y litúrgico.

 “Los días de fiesta / van sobre ruedas. / El tío-vivo los trae, /

 y los lleva. /Corpus azul. / Blanca Nochebuena. “[…] 

Federico García Lorca.

Panis Angelicus fit Panis hminum, El pan de los Ángeles se hace Pan de los hombres. Hymno Sacris Salmiis  […] Tomás de Aquino. 

Entre lo sagrado y profano

 “¡Abuelita ya no hay Corpus!” Exclamó el Duque Job (Manuel Gutiérrez Nájera) al finalizar el siglo XIX. En pleno “cientificismo y modernidad” evocaba las procesiones, los “inditos” con huacales y mulas;  augurando el fin de la tradición. 

A la vuelta de un siglo percibimos las transformaciones y continuidades; tenemos la posibilidad de poner en perspectiva los elementos que conforman la fenomenología de las tradiciones y costumbres seculares. En este caso la celebración del Corpus Christi festividad con tintes Medievales, renacentistas y barrocos; instituida por Urbano IV a través de la bula Transiturus de hoc mundo en 1264. Cuando se perseguían con empeño y furor a los herejes, cátaros y arrianos; más tarde a judíos, sarracenos y moros, por ser vistos como “enemigos del Santo Misterio”.

Los elementos básicos eran asistir a la procesión solemne, colocar pozas en las puertas de las iglesias “tañendo las campanas y cantando en voz alta”. Casi en seguida fueron incorporados los desfiles de figuras y danzas, otorgándole un color entre lo sagrado y lo profano. Estas inserciones fueron justificadas por medio de la retórica teológica y hagiográfica. Así La Tarasca, gigantes, cabezudos, gitanas, ángeles, evangelistas, diablillos, representaciones alegóricas, cabalgatas, loas, coloquios, entremeses tuvieron un significado implícito o metafórico. 

El aparato se transformó en festividad popular, con elementos religiosos y literarios. Espectáculo público con la participación de autoridades, parroquias, gremios y cofradías, sin exclusión de feriantes, volatineros, músicos, artistas y danzantes.

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Auto procesional en Querétaro virreinal

Durante el virreinato la procesión partía del Sagrario de la iglesia Parroquial, que se encontraba en el templo del convento Seráfico de San Francisco. El culto y los gastos de la procesión eran costeados por los miembros de la Archicofradía del Santísimo Sacramento compuesta exclusivamente por españoles. Es decir la oligarquía que detentaba el control político y económico en la región.

Al mediar el siglo XVIII algunas cofradías que no contaban con mucho caudal, apenas podían sujetarse al fasto de las demostraciones de fervor público. Con “desvelo y esmero”, las autoridades civiles y religiosas instaban a que al menos en la festividad solemne del Corpus y la procesión del Santo Entierro el viernes santo, los gremios portaran las insignias del “arte u oficio que profesan”. El orden en la procesión estaba dispuesto por un rígido protocolo. 

Por ejemplo en la Archicofradía del Santísimo Sacramento el mayordomo empuñaba el cetro; el guión era enarbolado por el primer diputado; la imagen del Santo Cristo era portada por el rector.  El resto de los miembros acompañaban con velas encendidas. Todos revestidos con sus insignias y marcando el paso lento y solemne. El jueves de Corpus de 1807 aprovechando el discurrir de la procesión 18 presos, la mayoría sentenciados a muerte. Rompieron la puerta de la capilla para escapar de la Real Cárcel. 

Trayecto 

En junio de 1821, la procesión seguía el trayecto de la calle del Molino, Plazuela, Biombo, Plaza Mayor, Verónica e Infantes. En esta ocasión no hubo enramada ni desfilaron los barrios con los santos patrones. Al siguiente año tiempos eran de hacer alianzas estratégicas; la función solemne se realizó en el templo de Nuestra Señora de Guadalupe y fue un acto de “acción de gracias” por la exaltación de Agustín de Iturbide, a la que asistieron prelados, oficialidad y el Ilustre Ayuntamiento. 

 “La fiesta de los animales”. (dängo ya zu´we)  

Para la comunidad otomí de Santiago Mexquititlán, en el Municipio de Amealco, localizado al sur del estado de Querétaro, el calendario agrícola-ritual se compone de ceremonias consagradas a la siembra y cosecha. En los meses de junio y julio escaso es el trabajo en la milpa por lo cual se prioriza  la caza y pesca.

Para la celebración del Corpus, los cargueros realizan la caza ritual de animales vivos los cuales serán colocados como ofrenda en las efímeras capillas dispuestas en el perímetro del templo y atrio-cementerio. Al centro de las ermitas construidas con troncos y ramas, recubiertas de manta o petates es colocada una imagen. 

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Se adornan con flores guirnaldas de papel, guías, frutas y panes. En travesaños orlados de listones son dispuestos los animales recolectados en montes, ríos y praderas. Así jaulas colgantes a ras de tierra resguardan palomas, conejos, pollos, lagartijas, víboras y tlacuaches. En bolsas de plástico con agua se ven peces, tortugas y ranas. Cuando el sol está en el cénit comienza la Danza de las Pastoras; quienes marcan los cuatro vientos con sus bastones acompañadas con música monorrítmica de violín y tamborcillos.

De manera inmediata inicia la procesión con la “Hostia Bendita” recorriendo las enramadas y culminando en el templo a donde son devueltas las imágenes. Una vez celebrada la ndäjäña – Gran oración; todos los animales cazados son regresados al lugar donde fueron capturados en señal del equilibrio entre hombre y naturaleza;  el pacto con el Dios Creador Kwä. En el calendario prehispánico otomí la ceremonia se encontraría entre las veintenas: Aneguo oni,  “La carne de pavo” y  Anttzungohmü / anttzungohmüh “La pequeña fiesta de los señores”. 

Proclamación – Sacramental

A fin de cuentas, reconstrucciones y apropiaciones de aquel “Milagro de Bolsena” en 1263, cuando Pedro de Praga oficiando misa (según la tradición) de la hostia salieron gotas de sangre. La celebración se lleva a cabo el siguiente jueves al octavo domingo después del Domingo de Resurrección (es decir 60 días después). 

Formalmente es el jueves que sigue al noveno domingo siguiente a la primera luna llena de primavera del hemisferio norte, aunque donde no es precepto, se traslada al domingo siguiente. Es una fiesta de la Iglesia católica destinada a celebrar la Eucaristía. Proclamar y aumentar la fe en Jesucristo presente en el Santísimo Sacramento, compartida con la expresión lúdica, fiesta popular, auto sacramental.                                 

 Desde Anbanica – Teocalhueyacan. Junio de MMXXI.

LECTURAS:

 Anónimo. Acuerdos Curiosos. GEQ. Querétaro 1989. 

Pradillo y Esteban, Pedro José. “Rito y Teatralidad. La celebración del Corpus en Guadalajara medieval”. En: Religiosidad popular en España. Actas del Simposio.   San Lorenzo del Escorial. Instituto Escurialense de Investigaciones H y A. 1997.

Martínez de la Parra. Juan Luz de verdades católicas y explicación de la doctrina cristiana. Sevilla. Hdos. De López…1700.

EL POR QUÉ DE TODAS LAS CEREMONIAS DE LA IGLESIA, Y SUS MISTERIOS. […]  Madrid., 1770.

Van de Fliert, Lydia. El Otomí en busca de la vida. Ar ñäñho hongar nzaki. Col. Encuentro. UAQ. Querétaro. 1988. 

Wright Carr, David Ch. El calendario mesoamericano en las lenguas otomí y náhuatl. Versión. PDF. 2008.

IMÁGENES:

Altar en el atrio del templo de San José de Gracia. Capuchinas.  Querétaro,  Fotografía de Edgardo Moreno Pérez.  2008.

Corpus en Santiago Mexquititlán. Amealco, Querétaro. Qro. Archivo de un informe de campo de Edgardo Moreno Pérez. 1992.

Publicado enArtículosPublicaciones

Un comentario

  1. Laura Ponce Laura Ponce

    Es una gran aportación a nuestras tradiciones tenerlas frescas y recordarlas
    Gracias profesor Edgardo por tan valiosa información

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