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Día de la Candelaria. Apropiaciones y resignificaciones.

Por: Edgardo Moreno Pérez.

El Día de la Candelaria. Es una costumbre arraigada en nuestra sociedad, para algunas
personas es una celebración para comer los ricos tamales, para otras llevar a bendecir las
figuras que representan al «Niño-Dios», previa elaboración o compra de su atuendo; la
bendición de las «candelas»; la celebración litúrgica que conmemora la purificación y la
presentación del Niño Dios en el templo. Entre otras muchas re significaciones. Con
vertientes culturales y religiosas judeocristianas, latinas y mesoamericanas. En las
siguientes líneas exploraremos la manera en que se ha ido construyendo en el imaginario
social esta tradición.

ORÍGENES

La fiesta de la Candelaria -también llamada de la Luz-, se originó en Oriente, se le denominaba del Encuentro. Es en el siglo IV cuando se retomó en Roma, quizá sustituyendo la antigua procesión de las candelas en las celebraciones de las Lupercales en conmemoración al Fauno Luperco – representado como un lobo y era el protector de los rebaños. Cada 14 de febrero se subía hasta una gruta situada en el monte Palatino. Donde según la tradición se fundó Roma, en ese lugar se verificaba un «rito de purificación» y de paso  de los jóvenes a la edad adulta, relacionado también con la fecundidad.  Esta práctica ceremonial se trasladó a la liturgia de la Presentación de Jesús en el Templo, asociada a los cirios, antorchas y candelas encendidas que portaban los creyentes.

OTRAS APORTACIONES

Estas fiestas eran celebradas el 15 de febrero, toda  vez que los cristianos de origen griego contaban a partir del 6 de enero los cuarenta días. Al pasar a Occidente, entre los siglos VI y VII la celebración pasa al 2 de febrero. Los romanos designaban, februa al tiempo de purificación y de las lustraciones. Ceremonias con las que se expiaban los pecados. Así, el verbo februare significaba purificar o celebrar los ritos de expiación, entre estos las Lupercales. Februalis (la que purifica) es uno de los nombres de Juno la pareja de Júpiter; divinidad a la que se dedicaban estas fiestas. Para puntualizar las analogías recordemos que Juno es la Hera de los griegos (la «Señora»)), la diosa del Olimpo. Ritos todos cuyo patrocinio eran divinidades femeninas. 

En Europa eran celebrados “festivales ígnicos”, desde milenios atrás. Se acostumbrada en ciertos días del año encender hogueras y bailar alrededor o saltar sobre ellas. En el siglo VIII fueron prohibidas por los sínodos cristianos por tenerlas como rituales profanos. En Bélgica y el norte de Francia perduró “el día del fuego grande”, encendido en el primer domingo de cuaresma.  Se quemaba un muñeco de paja y se hacían rondas y saltos alrededor de las hogueras para asegurar buenas cosechas, un matrimonio feliz, preservar la salud… En el siglo X en las Galias (Francia) se organizaba una  procesión con velas, donde se tomó el nombre de Candelaria. 

«LUZ DEL MUNDO»

La iglesia católica toma como fecha el 2 de febrero como la «cuarentena» de María. Es también un acto de purificación. Antiguamente se presentaba ante Dios y se ofrendaba un cordero o palomas y se disponía al niño primogénito al servicio del Señor. Sustituyendo así el sacrificio del infante. Según las Escrituras José y María llevaron a Jesús al templo de Jerusalén y ofrecieron  dos palomas blancas. En ese momento se encontraba Simeón un anciano que bendijo a Jesús y profetizó que el niño sería «la luz que ilumina a los gentiles» y al dirigirse a María le señaló que «una espada atravesaría su alma». Uno de los siete dolores de la Virgen. Todos estos signos y actos están relacionados con la celebración de la purificación de María, la Presentación del Niño, la fiesta de las candelas o de la luz en alusión a que Jesús vino a iluminar el mundo. 

 ENTRE LA TRADICIÓN Y LA MODERNIDAD 

En los países católicos es celebrada esta fecha con diversos ritos y ceremonias. En nuestro país es tradicional celebrar con la familia y amigos esta fecha disfrutando de atole con diferentes sabores o chocolate. Muchas veces son «compadrazgos» nacidos de la familia que arrulló al niño la noche del 24 de diciembre o al que le tocó encontrar la figura de un niño -en algunas regiones son gemas o abalorios- al partir la «Rosca de Reyes» el 6 de enero -cuando se conmemora la Epifanía. Uno de los compromisos, no escritos, es comprar la ropa menuda para que luzca un trajecito nuevo la figura del Niño -Dios, algunas con un pequeño «moisés», o canastilla de mimbre y sabanas deshiladas o bordadas. Actualmente encontramos figuras de «Niños-Dios», ataviadas con uniformes de policía, bomberos, futbolista, charro, ángel alado ¡y más! En la ciudad de Querétaro durante la época virreinal las monjas clarisas y las rosas del Real Colegio y Beaterio, elaboraban niños de cera, ropones, miniaturas de nacimientos y otras manualidades que eran muy solicitadas entre propios y extraños. Otra convención del hallazgo de la figura, es la de ofrecer los tamales y el atole el Día de la Candelaria. 

SINCRETISMO CULTURAL.

En muchas otras regiones es celebrada la fiesta patronal de la Virgen de la Candelaria con una procesión invariablemente con música de viento y cohetes. Otra vertiente de estos híbridos culturales tienen un hilo conductor en la cosmovisión de los pueblos originarios, sobre todo del Altiplano Central. Cuando de acuerdo al calendario solar se presentaban las semillas a las deidades del maíz, a la Madre Tierra, Tláloc y a los tlaloques para invocar la ayuda de las deidades telúricas y de las tormentas. Y tener en el próximo temporal lluvias suficientes para la siembra y posterior cosecha. Propiciar nubes gordas y evitar las heladas y las plagas. El maíz alimento esencial de los pueblos mesoamericanos, además de la creencia mítica de que los hombres fuimos hechos de maíz.  Los pueblos agro alfareros convergían en el inicio de su compuesto por 18 meses divididos en meses de 20 días -más cinco días adicionales-.  En correlación con el calendario gregoriano, el mes de febrero corresponde a la Izcalli «Crecimiento» del 18 de enero al 6 de febrero. Atlcahualo, del 12 de febrero al 3 de marzo, «detención de aguas».  Y con ellos período de la preparación de las sementeras. En esta  festividad prehispánica se repartían tamales como parte del ceremonial dedicado a la renovación. El mes de Izcalli estaba dedicado a Xiuhtecuhtli, Señor del Fuego, en el cual se renovaba el fuego en un ritual comunitario. El mes de Atlcahualo, se propiciaba a Chalchitlicue, a Quetzalcóatl y  Tlaloques. Todos relacionados con el agua, para lo cual se preparaban las semillas que servirían para el próximo mes que estaba dedicado al ritual de renovación y el inicio de las siembras y lluvias. Otras correlaciones con la cosmovisión otomí serían: anbontäxi “salen las mazorcas tiernas”, Anthüdoni. “siembra de flores”. Festividad que se transformó con la llegada de los evangelizadores  trocada por la celebración de la Candelaria. Situación que no originó algún conflicto con las antiguas creencias de los abuelos. Huitzilopochtli el «Dios Solar», nacía en el solsticio de invierno de igual manera que Jesús en la tradición cristiana. Además coincidía con el ofrecimiento y bendición de las semillas. 

BARRIOS TRADICIONALES

En algunos barrios de la ciudad de Querétaro todavía se resguarda la tradición de elaborar vestidos para el «Niño-Dios»; antes de el fenómeno demográfico era común ver letreros en las mercerías y ventanas de casa habitación en la Otra Banda que decían «Se hace ropita para el Niño Dios»; En los mercados del Tepetate y la Cruz, para esta temporada es posible encontrar una gran variedad de ropas, objetos y accesorios para las imágenes del Niño. Camas, sillas, pequeños anillos, medallitas y otros muchos. También todavía perduran artesanos que restauran a las figuras o les dan «su retoque».  En el Cerrito se venera al Santo Niño y en Santa Catarina es tradicional la festividad de la Candelaria, con la festividad que sale del ámbito sagrado del templo para extenderse por las calles con juegos mecánicos, tómbolas y venta de diversos productos y comida. 

Ahora que nos disponemos a celebrar La Candelaria, con la «sana distancia» y sin más invitados que el núcleo familiar, vale la pena asumir que nuestras tradiciones están enriquecidas por vertientes multiculturales y pluriétnicas.

Desde Anbanica – Teocalhueyacan. Febrero de MMXXI.

RELACIÓN DE IMÁGENES:

Página 1: Niño-Dios con San Judas Tadeo. Febrero de 2019. Barrio de la Cruz. Fotografía de Edgardo Moreno Pérez. 

Página 2. Bendición de Niños. Templo de la Santa Cruz. Febrero de 2020. Fotografía de Edgardo Moreno Pérez. Febrero de 2020. 

Página 3. Niño-Dios vestido de ángel. Barrio de la Cruz. Fotografía de Edgardo Moreno Pérez.

Página 4. Mercado del Tepe. Febrero de 2020. Fotografía de Edgardo Moreno Pérez.

Publicado enArtículosPublicaciones

8 comentarios

  1. Jaime Magos Guerrero Jaime Magos Guerrero

    Como siempre, estimado Dr. Moreno Pérez, muy interesante, claro e ilustrativo su artículo. ¡Muchas felicidades!

  2. Gloria Garcìa Alcocer Gloria Garcìa Alcocer

    Muy interesante la investigación como siempre del Dr Edgardo Moreno.
    El gran sincretismo desde las culturas más antiguas xa dar como resultado lo q ahora somos.

  3. José Gerardo Bohorquez Molina José Gerardo Bohorquez Molina

    Edgardo Moreno, gracias por compartir tus amores por lo nuestro, gracias por dedicar tu vida a nuestras raíces, gracias por ser parte de nuestra cosmovision
    Te quiere un sanjuanero el día de la Sanjuanita.

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