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CELEBRACIONES NAVIDEÑAS EN QUERÉTARO

Notas para platicar en sobremesa…

Edgardo Moreno Pérez.

«La Noche Buena se viene, /  La Noche Buena se va… / Y nosotros nos iremos / Y no volveremos más»…     Dominio popular. 

Las tradiciones y costumbres se revitalizan en el seno mismo del grupo que las origina, es ahí donde se fortalecen, recrean y trascienden. Tal es el caso de las fiestas decembrinas,  No obstante que somos una sociedad más secularizada y abierta a diversas corrientes del pensamiento, cada vez más plurales y participativos.

A manera de reflexión comparto algunas notas para comentarlas en la “ola consumista en tiempos de gracia acompasados del  Misterio de la Encarnación”. A final de cuentas ha sido motivo de inspiración para los hombres de buena voluntad reflejada en las innumerables obras artísticas alusivas a esta tradición al paso de los siglos; conmovedoras para el goce estético. festividad es en la que nos reconocemos como hermanos en un mundo contaminado con el odio, la violencia, la exclusión e intolerancia. 

En el devenir del tiempo se han transformado los estilos de vida y en paralelo se construyen otros que corresponden a conductas creadas por los medios masivos de comunicación como estereotipos de la sociedad de consumo, fenómenos demográficos, interacción de varios agentes… Las tradiciones y costumbres se convierten entonces, con la  pátina del tiempo en un subconsciente social; es en esa memoria colectiva donde se insertan y viven las celebraciones navideñas. La festividad introducida por los conquistadores a lo que hoy es nuestro país, en el contacto con las culturas  nativas enriquecieron  estas manifestaciones y  el sincretismo religioso surgió con naturalidad.

MISAS DE AGUINALDO, “RETABLITOS”, MUÑECOS DE CERA Y JORNADAS.

Las Misas de Aguinaldo se llevaron a cabo en los atrios-cementerios de  distintos templos novohispanos, en estas se representaban pasajes y escenas de la natividad mismas que se acompañaban de los instrumentos de cuerda europeos, habría que decir que  se incluyeron sonajas y percusiones indígenas. En estas tierras septentrionales se veneraba el nacimiento de Teopitzintli o Piltzintecuhtli “El Venerado Señor-Niño” quien nacía en el solsticio invernal, paralelismo con la milenaria tradición europea y retomada por el cristianismo en la cual se recordaba el nacimiento de Jesús. 

Retablitos y muñecos de cera: En el Convento de las Clarisas en nuestra ciudad de Santiago de Querétaro, se invitaba a las celebraciones que hacían con rezos y  cantos a los benefactores así como a  las autoridades y a distinguidos predicadores. Había entre las monjas enclaustradas las que se encargaban de elaborar pequeños retablos, “belenes” o ropa menuda para vestir al santo niño. El padre y confesor de las betas Rosas fray Pedro de Sichas, las aleccionó en el Real Colegio de Santa Rosa de Viterbo  en el siglo XVIII, para que hicieran “niños dioses” de cera, flores de mano y otras manualidades de las que resultaron ser muy ingeniosas. Hacia la primera mitad del siglo XIX, los queretanos y los visitantes buscaban los cajoncitos adornados con listones de diversos colores, pintados al óleo con paisajes y figuras, muñecos de cera y otras figuras elaboradas por las Rosas como regalos para adornar nacimientos de templos y casas.

Los cantos llamados villancicos se sumaron a estas celebraciones; así mismo las luces, cohetes, piñatas se incorporaron  a estas jornadas donde también se rezaba el Rosario. Al hacer la recepción de las imágenes de María, José y El Niño Dios (Santos Peregrinos), así como a sus acompañantes se les ofrecían bebidas calientes, alimentos y dulces. En la ciudad de Querétaro, el 29 de diciembre de 1814, los vecinos se daban cita en la “Plaza de Arriba”

para ver levantarse un globo que portaba “pinturas alusivas al nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo.

En diciembre de 1826: “Por la tarde de este mismo día salió por la Estación acostumbrada un lúcido carro que conducía las imágenes de Nuestra Señora y el Señor San José”, El día 24 de diciembre `Salió una lucida Procesión o Rosario, compuesto de catorce carros primorosamente adornados y de costo en los que iban representadas varias figuras del Antiguo Testamento alusivos al nacimiento del Salvador y otros misterios´ (Argomaniz: 1973). 

  ¡UN ÁRBOL DE NAVIDAD EN QUERÉTARO!

Para los festejos de la Navidad en la ciudad de Querétaro, en el año de 1886,  la postura “asistencial” de las autoridades, con el consabido `acto caritativo´ para remediar la pobreza dispuso que uno de los árboles de la Alameda Hidalgo fuera adornado con varios objetos los cuales estaban forrados con los colores de la Bandera Nacional reunidas las fuerzas vivas, los obsequiaron a niños indigentes. La crónica aparecida en La Sombra de Arteaga refiere: 

“A las cinco de la tarde la gran glorieta de la Alameda de Querétaro, fue el punto de cita para ver distribuir los obsequios que pendían del árbol de navidad. La excelente música del 13 Batallón amenizó el acto. […] a las cinco y media los Sres. Gobernador y Prefecto del Centro hicieron bajar del árbol obsequios que envueltos en papel tricolor y consistentes en ropa cortada de telas humildes y sombreros corrientes fueron repartidos a los niños y niñas más pobres de las escuelas públicas. […] terminado ese acto  solemne y conmovedor, la concurrencia se retiró agradablemente satisfecha”  (La Sombra de Arteaga: 1886). 

El “arbolito” no obstante la mercadotecnia juega hacer que muchas personas adopten cierta distancia de “intelectual”, tiene por muchas vertientes relación con  nuestra memoria colectiva. En Querétaro por muchos años se iluminaba el gran árbol que se encuentra al poniente del Jardín Corregidora, (por la acera de la Av. Corregidora). Se le otorgó el nombre del “Árbol de la Amistad”. Finalmente fue rescatado e intervenido teniendo en cuenta que  estaba a punto de secarse, por las bombillas que se le colocaban para las festividades de la navidad.

¿UN PAPÁ NOEL EN LA TRADICIÓN QUERETANA?

Un Santa Claus o Papá Noel apareció en la portada de El Heraldo de Navidad (El Heraldo de Navidad, 1928, # 2, Órgano de la Junta de Navidad). Cuando la Junta de Navidad festejaba el Centenario de las Fiestas. En la ilustración, el personaje está recargado sobre un Mundis Orbis, en la mano derecha observa a través una lupa un punto del globo terráqueo y con la siniestra sostiene un antiguo libro, su característica cara mofletuda y barba blanca es la que adoptará en lo sucesivo, en el gorro porta una pluma de ave, usa pechera y puños blancos que sobresalen de tu traje color rojo. Es de notar la alforja de piel que cruza  por su ancho cuerpo, en la pantorrilla derecha está atado un arillo de cascabeles además usa botas tejidas para el clima frío.

Este viejecito -chapeado y bonachón- es visto con recelo por muchos “tradicionalistas”, no obstante ya forma parte de la iconografía navideña. Estuvo presente en los libros de La Escuela de Primeras Letras del último tercio del siglo XIX en nuestro país, un artículo titulado “La Pascuas y los Niños Americanos” da cuenta de su carácter dual entre gnomo y viejecito de las nieves. 

“[…]A pesar de su blanca y venerable barba, de su aspecto serio, pero no ceñudo, y de la pesada alforja que lleva a cuestas, no llena de huesos infantiles, como decían los de antaño, sino henchida de preciosos regalos para los obedientes a sus padres y maestros» ( Escuela de primeras letras: 1871).  Fue Introducido a los Estados Unidos de Norteamérica por los holandeses que ocuparon la isla de Manhattan, en los primeros años del siglo XX, se le conoció con un trineo acarreado por renos, relacionado por otras fuentes, leyendas y tradiciones como el San Nicolás, el Obispo turco por el siglo VI quien daba regalos y cobijo a los niños pobres, su presencia se remite en las latitudes de Asia Menor.

 Mercadotecnia: Se le debe a Abdón Sundblom, la nueva imagen de Santa, o San Nicolás, (Papá Noel). Muy parecida a la que referimos de la portada de El Heraldo de Navidad de 1928. Para el año de 1931 fue el impacto mercadotécnico de una compañía refresquera, quien lo lanzó con una fuerte campaña publicitaria que ha perdurado hasta nuestros días.

Uno de los primeros “Santas” en la capital queretana, se colocaba en la esquina de la avenida Francisco I. Madero con la calle Ignacio Allende, influenciado en imagen por Sundblom, este tocaba una campanilla esta figura era  patrocinada por una relojería que se ubicaba en una de las accesorias de la Casa de la Marquesa, por los años de 1964-65. Ahí se ofrecía por la compra de un reloj, una serie de productos,  el guajolote para la cena y un laaaaaargo año para pagar. También otras generaciones recordarán a la «Chamula» fuera de la tienda La Luz del Día, Avenida B. Juárez. entonces frente al Mercado Pedro Escobedo, donde ahora se encuentra la Plaza de la Constitución. 

No podemos negar la presencia de este personaje caracterizado con su traje rojo, vientre abultado, blanca y luenga barba. Se le ve en el Jardín Zenea, en las principales calles, fuera de los establecimientos comerciales, algunos voluntarios entran en personaje temporal en asilos, albergues y hospitales, después…, será el obrero, el terapeuta, el empleado de un centro comercial o el desempleado habitual.

Reflexión:

La tradición navideña en Querétaro tiene matices diversos, tanto de raigambre indígena como oriental y europea, el “civismo religioso”, `laicismo-sacro´ de la sociedad y de sus autoridades, todo esto ha dado cabida a un mosaico de manifestaciones otorgándoles una singularidad. Disfrutar de estas fiestas es un hecho colectivo, que sólo puede darse en la interacción de la diversidad de subjetividades que confluyen en la comunidad para recrear, modificar  y  otorgar permanencia en el arraigo en nuestra memoria colectiva y en nuestro ser social. En estos tiempos de pandemia y de resguardase en casa. 

Desde Anbanica – Teocalhueyacan. Diciembre de MMXX.

IMÁGENES

Página 1. Plaza y Templo de la Cruz. Querétaro., Qro. Fotografía de Edgardo Moreno Pérez.

Página 2. Niño Dios de Cera. S. XIX. Pieza museográfica del Museo de Sitio del Ex Real Colegio de Santa Rosa de Viterbo. Querétaro., Qro. Fotografía de Edgardo Moreno Pérez.

Página 3. Carro de la Cabalgata. Ca. 1922. Col. Edgardo Moreno Pérez. 

Página 4. Árbol de la Amistad. Jardín Corregidora. Querétaro, Qro. 

Página 5. Portada de El Heraldo de Navidad – 1928. #2. Órgano de la Junta de Navidad de 1928, “Centenario de las Fiestas”. Biblioteca de Edgardo Moreno Pérez. 

Página 6. Cabalgata Navideña. 2018. Fotografía de Edgardo Moreno Pérez.

Publicado enArtículos

4 comentarios

  1. Laura Ponce Laura Ponce

    Es un documento para guardarlo con gran aprecio.
    Gracias porf. Edgardo por proporcionarnos este gran material

  2. María Teresa Suárez Briseño María Teresa Suárez Briseño

    Excelentes notas, Querido Maestro Edgardo, que no se pierda la memoria histórica de nuestras tradiciones y su origen. Gracias por este regalo. Un abrazo para Usted y su familia.

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