Por: Edgardo Moreno Pérez.
[…] «y así pues
Resulta un acto de justicia poner
Sobre su frente la gastada inscripción
Este cráneo se vio como hoy nos ve.
Como hoy lo vemos»
Nos veremos un día.
José Emilio Pacheco.
ABORDAJE
Nuestras expresiones culturales son plurales y multiétnicas como lo es nuestro país,
por lo cual cada región resguarda y trasfiere sus costumbres, ahí mismo evolucionan
las tradiciones locales, mantienen sus particularidades y su apropiaciones. Por lo
cual no se puede generalizar el culto, la fiesta, los altares y ofrendas y toda esa
parafernalia de “día de muertos”.
Pero podemos acercarnos a ese simbolismo como parte de los procesos de transculturación y reafirmar identidades sostenidas por el sincretismo y por el encanto que nos proporciona la muerte.
Ritual Fúnebre
Las ceremonias y la ritualidad a la muerte tiene muchas derivaciones, todas ellas
manifestaciones dialécticas de nuestra forma de ser, las cuales incluyen desde el
ceremonial domestico del horneado del pan, la sátira a veces recalcitrante e hiriente,
y la ironía de sus representaciones y diversos nombres, hasta la colocación de
complicados altares, donde se refleja la diversidad gastronómica y elementos que lo
componen, según la región, todos con su aroma y colorido y propia expresión.
Dulce Muerte
En esta complicada visión y ceremonial, somos iniciados desde pequeños; nos
comemos a la muerte en forma de caramelo, de las confituras de esta temporada las
preferidas son las calaveras de azúcar con sus resplandecientes cuencas de estaño,
las cuales compartimos en golosa antropofagia con amigos y parientes amen de la
reflexión filosófica implícita.
El complemento es la personalización de estas representaciones cuando llevan el
nombre propio inscrito coloridamente con azúcar glass en la frente.
Recrearse con la Muerte
En muchas regiones de nuestro país, estalla un divertimiento general donde la
muerte es la principal protagonista, con su blanca osamenta, es una forma de
defensa contra la angustia del ser y no ser, jugamos, nos burlamos de la Calaca,
que irreversiblemente nos sale al encuentro.
Jugamos con la muerte gracias al artesano que con su ingenio, crea y recrea la
fúnebre juguetería. “en noviembre todos los juguetes se descarnan”: los esqueletos
saltan de una caja de muertos en miniatura, otros solo asoman el cráneo aburridos,
las calaveras tiemblan y en conjunto escenifican una Danza Macabra.
Las calaveras son de los más diversos materiales, hueso, papel, cartón, alambre,
latón, madera, paja, resina, barro hoja de lata., pero todas, ríen, bailan, aplauden,
hacen caravanas, son revolucionarias con sus cananas terciadas y con bigotes
atusados y por supuesto con su enorme sombrero, hay calaveras guerrilleras con
sus pasamontañas o paliacates, otras aparecen colgadas de hilos o mecates, con su
traje de charro o el de lentejuelas de China Poblana.
Estas calaveras se emborrachan y hacen bulla, tocan en el mariachi, son soneras o
rumberas, bailan mambo y danzón, hay quienes ejecutan algún instrumento de
cuerdas; hay de las que asisten a su propio entierro, otras se ríen cuando se acciona
un hilo y las dos mandíbulas batientes originan una carcajada estrepitosa.
Coquetear con la Muerte
Flirtear con la Huesuda, tiene su especial encanto, en ese apasionamiento se le
pierde el miedo, se va haciendo cada vez más nuestra, familiar, casi íntima.
La muerte es un enigma que muchas veces rebasa el concepto mismo, es un
sentimiento ambivalente que oscila desde la respetuosa reverencia, hasta la más
despiadada mofa.
En nuestro país es necesario el acto de morir para ser redimido y en ocasiones
hasta deidificado.
Cuando sobreviene la muerte es posible que se reconozcan ciertos méritos, por otro
lado se puede aspirar a la absolución de los “pecados veniales” y los lugares
comunes brotan; “a pesar de todo. Que bueno era.”, “¡Tanta falta que nos hace…!”,
El prestigio sólido, no cabe duda que se obtiene con la muerte. Esa muerte que esta
presente siempre, acechando, dispuesta par el encuentro…
Lúgubre Jocosidad
Somos poseedores de un singular rasgo cultural, expresión de humor macabro
donde se esgrimen armas literarias de doble filo, insultan y matan a la vez; la
inscripciones en las hojas de los machetes y las dagas: “Mi caballo e primero, mi
machete lo segundo, mucho cuidado traidores o los separo de este mundo”;
“Cuando esta víbora pica, no hay remedio en la botica”.
Por otra parte”las calaveras” ofrecen cierta impunidad, la cual empleada con
creatividad no tiene ningún límite.
Se mezclan elementos del propio ingenio y la fantasía valiéndose del dibujo y de la
poesía, para satirizar a todo aquel que asome “la pelona”. “las calaveras” son el
veneno y el antídoto a la vez del ostracismo, pues si bien condenan a prematura
muerte en vida, también otorgan la inmortalidad.
El “Elogio de la Locura”, y las décimas colocadas en los túmulos funerarios de la
época virreinal, fueron adoptados por el pueblo y circuló en hojas donde la crítica y
la sátira estuvieron presentes. Más tarde (finales del siglo XIX y Principios del XX)
los versos y alusiones mordaces a políticos, a personajes públicos o para
referenciar acontecimientos relevantes, abría una gran veta para que el pueblo
analfabeta dispusiera de “imágenes legibles”, las cuales se cantaban o recitaban el
los lugares públicos.
Actualmente son parte de nuestro imaginario colectivo y es un elemento que no falta
en periódicos, revistas y panfletos.
Es una verdad sincera lo que nos dice esta frase, que solo el ser que no nace no
puede ser calavera.
Altar-Ofrenda
Las ofrendas son microcosmos de influencias y sincretismos diversos, la
trasformación de objetos en símbolos, las formas de los altares para colocar los
objetos son recreaciones y construcciones con variantes. Las ofrendas son un acto
propiciatorio, un convite para honrar a los antepasados; es un aglutinamiento de
diversas prácticas y creencias, tradiciones y costumbres con “nuevas lecturas”.Es
una práctica donde la comunidad se cohesiona y sociabiliza.
El pueblo levanta sus altares, ofrendando el fruto de la tierra, en los camposantos y
en un lugar especial de su vivienda. Se ofrece a los difuntos la comida de su
predilección, tamales, mole y otros guisos. Frutos de la época. Se colocan objetos
personales o avíos de trabajo, alguna fotografía, crepones, espejos. Imágenes de
santos.
Los elementos están presentes, el agua, la tierra, el fuego y el aire, a veces
simbolizados en colores. Las flores. Principalmente la de “quinientos pétalos”
cempasúchil; otros objetos pueden ser; tabaco, pulque, aguardiente. En todos los
casos están los sahumerios con el aromático copal. En algunos casos se colocan
“caminitos” de flores o cruces ya sean de tierra o sal.
Hay regiones donde se colocan enramadas o arcos de carrizo, con semillas y flores,
las cactáceas sirven de base para las veladoras.
El cementerio se convierte en una verbena y una oportunidad para el comercio
formal e informal. El antes yermo camposanto es ahora un jardín. Amigos, parientes
y desconocidos intervienen en los arreglos del altar, se escuchan grupos de diverso
género, norteños, mariachi, tríos, el repertorio es casi el mismo,”Cariño que Dios me
ha dado…”, “Madre Querida”, “Amor Eterno” y otros preferidos del melodrama
nacional, que entonan en grupo.
En algunas casas se recrean los ciclos marcados por los pueblos agrícolas
prehispánicos para la recolección, propiciación e intercambio de las semillas y los
frutos de la tierra entre la comunidad.
Se ofrecen los buñuelos, el taco de mole, atole y tamales, el café y el pan, las
cervezas, los cigarros y el refino o mezcal.
Es noche de muertos; tiempo y espacio propicio para libar en honor a los que ya se
marcharon, es la oportunidad para la embriaguez ritual, reivindicación de Ometochtli
y Mayahuel, viejas deidades del Altiplano Central.
Arte Funerario
Cuando se deambula por los viejos cementerios, nuestros ojos se encuentran las
gavetas con lápidas de cantera, piedra, mármol, con los blancos monumentos
funerarios, testimonios de prestigio y poder de aquella burguesía mexicana de hace
cien años, cuya orientación estética encontraba su génesis en el gusto afrancesado.
El pueblo llamaba “camposanto” a ese espacio propio, intimo, entrañable, que al
paso del tiempo se convirtieron en jardines escultóricos. El arte funerario encontró
una manifestación de lo cursi, desarrollado bajo la concepción de una ficticia utilería
y tramoyaje.
La vana ilusión de crear sensaciones y actitudes de la afectada sensiblería.
Ante el concepto contemporáneo de los “panteones verticales” o de la cada vez más
frecuente incineración de los cuerpos. Al paso del tiempo ya no habrá calaveras y
quizá tampoco panteones. Ahora la mercadotecnia funeraria manipula el duelo a
través de la selectividad, el poder económico el consumo.
Sensualidad y Erotismo
Eros y Tanathos sensualismo fúnebre se recrean en esta época del año. ¡Arriba el
telón! Doña Inés, Don Juan Tenorio y su retórica amorosa no llega desde la segunda
mitad del siglo decimonono, es un elemento imprescindible en la celebración a los
muertos. Un funeral en el que don Juan a través de la galantería amorosa, posesiva
y narcisista. Exalta y condena a la vida a la muerte, amor estoico y bizarro que al
germinar trae al mismo tiempo su destrucción. Con toda su cursilería, no son del
todo censurables sus raptos escénicos y melodramáticos.
Nombres diversos
Una sola esencia
En esta forma de percibir la muerte has surgido muchos nombres y alusiones de
raigambre popular, aquí unos ejemplos: La Copetona, La Pelona, la Segadora, La
Tía de las Muchachas, La Apestosa, La Dientona, La Güera, La Pálida, La Moruna,
La Novia Fiel, La Flaca, La Chicharra, La Madre Tatiana, La Mocha, La Chinita, La
Canica, La Tilica, La Catrina, La Flaca, La Chicharra, La Tembeleque, La Tiznada,
La Chirifusca, La Huesuda, La Blanca.
Ofrenda Prehispánica
Las diversas etnias que habitaron el Altiplano Central compartían rasgos culturales
por lo cual su cosmovisión es similar. Vida-muerte era una manera de darle
dinamismo a la lucha de contrarios. Noche-día, calor-frío, sol-luna.., la muerte era el
renacer, la destrucción estaba asociada a la procreación.
En los primeros hallazgos del llamado “Proyecto Templo Mayor”, (Ciudad de México
CDMX.) Una ofrenda llama particularmente la atención; se trata de un cráneo
humano con dos cuchillos de pedernal, uno a la altura de la nariz y el otro en la
boca. Para algunos arqueólogos es la representación de la lucha de contrarios; vidamuerte.
El cuchillo de obsidiana es uno de los símbolos del Tezcatlipoca Negro;
cuyo lugar en el cuadrante cósmico se encuentra al Norte, la región fría y oscura. El
pedernal representa también al fuego “vivificación y fecundación”.
Misticismo Ñäñho
En San Idelfonso Tultepec, Amealco del Estado de Querétaro, con devoción y fervor
místico, son colocadas velas de cebo en el camposanto, cientos de luminarias
palpitan entre flores, en la fría y oscura noche.
La comunidad se reúne en torno a la capilla, los mayordomos ancianos y jóvenes
con letanías en latín y ñäñho se preparan para darle la bienvenida a las ánimas de
los ancestros. Un sordo tambor y el llanto de un violín marcan el camino; recrean el
tiempo y el espacio propicio para su arribo.
En las casas y capillas familiares se realizan también ofrendas. El alba inicia el
primero de noviembre se da la bienvenida a las animas entre cohetes y sahumerios;
se entonan alabanzas y se reza el rosario, cuando el sol esta en lo alto se prepara la
ofrenda comunal, un túmulo de tierra es cubierto con un mantel negro y mantillas
bordadas, se adorna con ceras y flores, ollas y cazuelas que contienen los
alimentos. Más tarde es celebrada la misa de sufragio, por los fieles difuntos.
Al anochecer los fiscales y cantores dedican alabanzas y responsos por los muertos
de la comunidad del año en curso. Al amanecer el día 2 se levanta la ofrenda y e
repartida.
En Santiago Mezquititlan, Amealco del Estado de Querétaro, se verifican también
ofrendas privadas y comunales. Sobre el piso se extienden mantelillos bordados a
fin de colocar el altar y la ofrenda sobre ellos. Se colocan cruces velas, cirios que
representan a las ánimas, flores y alimentos, café, pan de azúcar, agua de piloncillo,
son levantados altares para niños y adultos, se visita el panteón y se comparten los
alimentos. En estas ceremonias son entonadas alabanzas y entre rezos y
sahumerios se espera la llegada de las ánimas.
CAPILLAS OTOMÍES, NIJÖ DEGA SÖDI.
Y LAS CEREMONIAS POR LOS ANCESTROS, XITÁ
La veneración a los ancestros entre los pueblos otomí-chichimecas del Semidesierto
Queretano, conforma su “costumbre” y tradición trasmitida generacionalmente. Razón
por la cual perdura el culto a los antepasados llamados “abuelos mecos” (xitá). La
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creencia es que los difuntos (anumö) regresan al espacio doméstico en los días
dedicados a los muertos.
Estas ceremonias determinan el fin del ciclo agrícola y por consiguiente el tiempo de
compartir con los vivos y muertos los alimentos y bienes obtenidos.
Las capillas familiares son consideradas como un punto de comunicación y encuentro
con los antepasados y difuntos. Es el lugar preciso donde las ánimas llegan a cumplir
la reunión con sus parientes y familiares. Por lo cual en ese espacio son colocadas las
ofrendas.
“El lugar común… a donde todos llegaremos”
Así lo expresó un tlamatinime hace medio milenio; La muerte constante, eterna,
imprescindible lugar común; es el recuentro con lo que nunca hemos perdido, con lo
que nunca dejamos de ser.
Las calaveras nos miran con sus cuencas vacías y sus sarcásticas sonrisas. Son por
otra parte, signo de renovación de la especie humana, debemos morir en un ciclo
natural y de ahí surgirá otra forma de vida…
El culto a la vida a través de la muerte, la ofrenda a los antepasados, esta siempre
vigente, algún día seremos los invitados a estos ceremoniales… en virtud de estos
sistemas de símbolos y construcciones, sociales, filosóficas, religiosas y culturales.
Desde Anbanica – Teocalhueyacan. Noviembre de MMXX.
ÍNDÍCE DE IMÁGENES
Pág.1. «El jarabe de ultratumba», en Monografía de la Obra de José Guadalupe Posada.
Mexican Folkwais. / Talleres Gráficos de la Nación. México. 1930.
Pág.2. Calaveras de Dulce. 2018. Fotografía de Edgardo Moreno Pérez.
Pág.4. Pira del Papa Benedicto XIII. Anónimo. 1733. Biblioteca Nacional. Fondo
Reservado. México. UNAM.
Pág. 5. Túmulo Funerario. Hija del Gral. J. María Arteaga. Panteón Recinto de Honor…
Querétaro. S. XIX. Fotografía de Edgardo Moreno Pérez.
Pág.6. Cuadernillo. Teatro Infantil. D. Juan Tenorio. Colección de Comedias y
Zarzuelitas. Publicadas por A. Vanegas Arroyo. Ca. 1896. (Grabado de J. Gpe. Posada).
Biblioteca de Edgardo Moreno P.
Pág.7.»Cruz Tolteca». Capilla de Don Ascencio. Siglo XVIII. Barrio Álamo. San
Antonio de la Cal, Toliman, Querétaro. Fotografía de Edgardo Moreno Pérez. 2016.
Oh, calientito, recién salido, cómo un buen pan a la leña, las neuronas se emocionan y sobresaltan para degustar las tradiciones y simbolismos aqui descritos, ofrendas, rituales y ceremonias que nos unen en familia con lo mistico y espiritual en torno al «lugar
común… dónde todos llegaremos» Enhorabuena mi estimado Edgardo Moreno y enhorabuena para nosotros que nos deleitamos y enriquecemos nuestro imaginario colectivo. Gracias por tus publicaciones y aportaciones a la cultura. Recibe un cordial saludo y un abrazo a la distancia.
Un fuerte abrazo Dr.
No cabe duda de que los Mexicanos tenemos un comportamiento muy sui generis ante la muerte. Le tenemos mucho respeto al poner los ‘Altares’ a nuestros difuntos. Como aquel de los Otomíes. Sin embargo también somos capaces de reírnos de la muerte y la comemos en diferentes formas generalmente dulces. Tal vez querríamos que la propia muerte así lo sea!
Gracias por el comentario
Saludos cariñosos
Miy ilustrativo
Gracias
Saludos
Excelente y abundante comentario sobre esta eterna tradición, escrita con una prosa que comenta las diferentes maneras de ver la muerte y de apreciarla en estas señaladas fechas. Solo la impresión de la palabra convertida en relato historiado del Doctor Edgardo Moreno, nos permite introducirnos en esta festividad de añoranza, tristeza, alegría y rememoración que permite también el acercamiento con quienes han marchado como con los que nos son queridos y en vida. Vaya mí calurosa felicitación al Doctor por este relato precioso. Jaime S. Lara y G.
Gracias por tu comentario
Un abrazo fraterno
Excelente información. Muy completa. Aborda todo lo relacionado con nuestra bella tradición.
Interesantísimo el sincretismo, las ofrendas , las costumbres de nuestros pueblos indígenas;. El culto a la vida, a través de la muerte, representado en las capillas, en las ofrendas, los simbolismos…
Muchas gracias y felicitaciones, por compartir y motivarnos a conservar nuestras hermosas costumbres y tradiciones.
Saludos muy afectuosos,, estimado maestro.
Gracias querida maestra.